martes, 22 de marzo de 2011

NEGRITOS

A Dios, que me es muy simpático
JARDIEL PONCELA


Cuando escribí, allá por el mes de marzo del año pasado, una entrada que titulé NIÑOS, dije que me refería a esos niños que son felicitados en sus cumpleaños, esos que son visitados por los Reyes Magos y el ratoncito Pérez. De los otros,  los negritos, los que mueren simplemente por no disponer de un chorro de agua para lavarse las manos, de esos,  prometí escribir en otro momento.

Ese momento no llega nunca. Es un asunto que me mata. Me siento ante el ordenador, empiezo a escribir y se me van las ganas. Lo dejo siempre para otro día, para mañana  -"mañana ayunará Juanelo", nos decía nuestra madre cuando aplazábamos una tarea-. Así que a tomar viento mi promesa,  no escribiré nunca ese artículo, ni siquiera hoy, Día Mundial del Agua.

Hay cifras que no digerimos fácilmente: más de nueve millones de niños  -negritos, por supuesto- mueren cada año por causa de enfermedades leves. Enfermedades tan superadas por aquí que si alguno de nuestros pequeños enfermara de ellas no se libraría de ir al colegio esa mañana.



Salvo colaborar con alguna ONG, poco podemos hacer nosotros. Patalear. Solamente algunos gobiernos, las grandes fortunas y la Iglesia  podrían acabar con semejante disparate, tan solo mandando aspirinas caducadas, pastillas de jabón y algún que otro Zahorí.

Están ahí, a pocas horas de El Vaticano.













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