domingo, 18 de noviembre de 2012

PAN

La comida que adelgaza es la que se queda en el plato
GRANDE COVIÁN


Una vez que dejé atrás la treintena empecé a tener problemas de peso. Nunca he sido lo que se dice un gordito, pero desde entonces casi siempre me han sobrado diez o doce kilos, ahora incluso veinte.

Como soy algo presumido no me resigno a no lucir tipito, así que llevo toda una vida haciendo régimen. Parezco la luna, ahora menguante, ahora creciente, de nuevo menguante y vuelta a crecer. No he aprendido a mantenerme y esto es un suplicio.   

La culpa –a alguien he de cargarle mi peso- creo que la tiene mi afición a comer siempre con pan. Si no hay pan de por medio no como. Pan con aceite y  pimentón. Pan con sobrasada.  Pan acompañando a una naranja o a un plátano. Pan con vino. Pan solo.





Vengo de una familia muy numerosa –once hermanos- y todos con muy buen apetito. De críos, nuestras cenas eran a base de bocadillos. Imagínense a tres bocadillos por barba lo que da la suma. Más que unas simples cenas parecían celebraciones de cumpleaños. Bandejas y bandejas con bocadillos de tortilla de patata, de mortadela, de  anchoas…

Tengo la impresión que por aquellas fechas no era solo en mi casa donde el pan era alimento obligado. Manuel Vicent en su libro Verás el cielo abierto cuenta que en casa de su amiga Amparín comían el jamón sin pan. Al regresar a su casa se lo contó emocionado a su padre:
       
                 -Y Amparín, con un cuchillo muy grande, cortaba todo lo que quería, se lo comía sin pan y nadie le reñía.
                 -¿Sin pan? ¿Has dicho sin pan?
                 -Sin pan.
                 -Bueno, bueno, es que ellos son de Valencia. Quítate esas cosas de la cabeza, repetía mi padre sin levantar los ojos del plato.

Me da la sensación que ya a estas alturas no cambiaré de hábitos y el pan seguirá presidiendo mis comidas. Hice una intentona con la cocina de autor pero todo se fue al traste cuando leí una entrevista a Ferrán Adriá. Le preguntaban en qué consistían sus cenas. Su contestación me resultó familiar: Ceno un bocadillo.



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