sábado, 24 de agosto de 2013

ARTE MODERNO

NO ES MI INTENCIÓN machacar de nuevo con el arte moderno y la tomadura de pelo que no pocas veces trae consigo.  Créanme si les digo que estoy curado de espanto.

Ya he asumido que hay pintores que nunca han tenido un pincel sobre las manos y que si Velázquez se presentara al premio que lleva su nombre, no lo ganaría.

He visto cómo Doris Salcedo gana prestigiosos premios apilando sillas en un solar. He sufrido  los calamares de Carlos Herrera descomponiéndose en una bolsa de plástico y he sentido un irrefrenable impulso de limpiar las paredes que ensucia magistralmente Artur Barrio.

Pero lo que presencié en el Museo de Bellas Artes de Budapest -Szépmüvészeti Múzeum- supera ya todo lo imaginable. Apilar sillas, hacerte con un par de calamares, pintarrajear paredes. Todo esto requiere, al menos,  un esfuerzo físico. El cuadro que le colgaron a Henryk Stazewski es, es... es la polla.




Junto a mí, un grupo de alumnos escuchaba atentamente las explicaciones que un entendido les daba acerca de semejante obra de arte.







(Viñeta de José Ángel: LA FUENSANTA Y EL ANTÓN)





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